La Despedida

El tiempo dirá si mi decisión fue la correcta, simplemente no puedo continuar. 

Pase madrugadas enteras pensando, mirando el cielo oscuro por la ventana por horas sin poder dormir, pensando si estoy haciendo algo con mi vida. Pensando si a esta altura soy una persona. 
Es difícil darse cuenta de quien soy en un pueblo de gente tan igual, que camina sin mirar atrás sin pensar en porque actúan como imitaciones de alguien más. 

Las casas, el viento, los lugares a los que solía pertenecer ya no parecen darme nada y los recuerdos parecen llevarme a esos días donde el tiempo no tenía limite ni forma, esos días donde nadie estaba muerto y las mejores cosas estaban por venir. Pero de esos días solo quedan los recuerdos, y aunque quiera, no puedo vivir de los recuerdos. 

Hace mucho frio en la estación y tengo la valija vacía como quien no tiene nada, esperando que el tren llegue. De repente me cae una lagrima por la cara, un escalofrió que me despierta, y pienso en mi cabeza – ojalá tuviera alguien que venga y me diga que me quede porque no puede imaginar su vida sin mí.

Pero la estación está vacía, y ya no tengo nada que perder, solo me queda subir al tren. 

Nicolás Petruniw

Un pensamiento en “La Despedida

  1. Hola Nicolás, me pareció bastante ameno de leer, interesante y claro. Lo único que quizás cambiaría es en el primer párrafo pusiste muchas veces la palabra «pensando». Tal vez si unías las oraciones en las que especificas sobre lo que piensa te podrías haber evitado poner «pensando una vez. En cuanto a errores de ortografía, solamente encontré que a las palabras lágrima y límite les falta tilde. Saludos!

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